En una encuesta hecha el año pasado por alumnos de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, entre transeúntes en la denominada Zona Monumental de Pueblo
Libre, se encontró que un alto porcentaje de ellos, como el 70%, desconocía que
estuvieran caminando por la
Zona Monumental. Esta ignorancia es común a muchos de los más
de 80,000 habitantes del distrito. Y si los pueblolibrenses ignoran la
existencia de su Zona Monumental, con mayor razón lo ignoran los demás
habitantes de Lima.
En las celebraciones del Aniversario de Pueblo Libre, se suele recrear
un pasado virreinal del Pueblo de la Magdalena, donde se nos pinta un mundo de tapadas
y hombres con trajes españoles, calesas y hombres a caballo. Pero el
Pueblo de la Magdalena
no fue un pueblo español, sino lo que entonces se llamaba un pueblo de indios o
reducción de indios. Ya historiadores como María Rostworowski y Mario Cárdenas
Ayaipoma nos hablan de la
Reducción de Santa Maria Magdalena de Chacalea, que según mis
investigaciones publicadas en el Boletín “Pueblo Libre al Día”, ya existía en
1549, ocho años antes de su pretendida fundación, esta Reducción de Indios se
habría constituido sobre un caserío llamado Chacalea o Chayacala, existente con
anterioridad a la invasión española.
Hay que notar lo relevante de saber que el Pueblo de la Magdalena, fue un Pueblo
o Reducción de Indios. De acuerdo a la legislación española del virreinato, las
Reducciones eran exclusivas para indios, los españoles solo podían permanecer
en ellas un máximo de tres días, con penas de cárcel si permanecían unos días
más, el Pueblo de la
Magdalena, era un pueblo de indios donde no vivían ni españoles
ni mestizos, donde se hablaba quechua y cuya vida era netamente agrícola,
porque sus habitantes trabajaban en el día en las muchas chacras que habían en
kilómetros a la redonda. Los domingos se constituían a la Doctrina en la Iglesia de Santa Maria
Magdalena, que los mismos indios se encargaron de construir como pago de los
fuertes tributos que les asignaron, dirigidos por su curaca don Gonzalo
Taulichusco, quien litigó en vano con el poder español para anular estos
injustos impuestos. Don Gonzalo Taulichusco como primer curaca de la Magdalena, tenía la
potestad de vestir a la española, montar a caballo y tener esclavos negros, lo
que consta en su testamento, encontrado por el laborioso historiador Guillermo
Lohmann Villena. Allí se indica que sus esclavos negros se llamaron Francisca y
su hijo Francisquito, que pasaron a ser propiedad de su viuda doña Juana
Gualca.
La continuidad del curacazgo de la Magdalena ha sido muy bien estudiada por el
abogado e historiador Fernando Flores-Zúñiga, quien pronto publicará un
libro sobre estos personajes tras un estudio prolijo de testamentos y codicilos
en el Archivo de la Nación
del Perú.
Los indios del Pueblo de la
Magdalena eran quechuahablantes y en las fiestas públicas de
Lima se les conocían como los “indios Chirimías”, por su excelente dominio de la Chirimía, antigua gaita
española, que bien valdría la pena recuperar como bien cultural representativo
de por lo menos doscientos años de vida del Pueblo de la Magdalena. En
algunos museos españoles se encuentran ejemplares intactos de Chirimías y no
faltará algún instrumentista que aun sepa tocarla. El uso de la chirimía por
los indios de la Magdalena
es una demostración de la aculturación forzada a la que se vieron obligados, y
les dio un cierto prestigio artístico en la Lima Virreinal.
En los últimos 100 años del virreinato sabemos que se relajó un tanto la
estricta legislación de la
Reducción de Indios, como lo ha estudiado mi colega el
Ingeniero Emilio Harth Terré, ya encontramos españoles y criollos comprándoles
casas a los indios, tanto en la
Reducción del Cercado (Por la Avenida Grau) como,
en la Reducción
de la Magdalena.
Y así se explica que fuera posible que la familia Pezuela comprara el
Hospital de los Padres de San Juan de Dios, que convirtieron en su casa de
campo y ahora es parte del Museo de Arqueología e Historia. De unos años antes
es la casa de campo de la hacienda Orbea, que es el monumento mejor conservado
de esa época, gracias al cuidado de la familia De La Puente, que la ocupa
ininterrumpidamente por mas de 200 años, La Casa Orbea cuenta con
bellos muebles y pinturas virreinales y una capillita que es una pequeña joya
de esos tiempos.
La labor de conservación y defensa del Patrimonio de Pueblo Libre por
parte del Patronato Cívico Cultural de Pueblo Libre, comenzó desde el mismo año
de su fundación en 1990, por lo que en sus estatutos se habla explícitamente de
la obligatoriedad de esta labor.
Así cuando se me encargó hacer el inventario del Patrimonio Histórico
Cultural de Pueblo Libre, se hizo en cumplimiento de los Estatutos del
Patronato (Artículo 6 inciso c) que habla de los objetivos del Patronato.
El Artículo 5 de los mismos estatutos, que constan en los Registros
Públicos, nos obliga al Patronato a “Ejecutar y desarrollar en coordinación con
los organismos pertinentes, la recuperación del Patrimonio Histórico Cultural
del distrito de Pueblo Libre”. Por lo cual en el año 2002 establecimos contacto
con la Fundación Getty,
con sede en Los Ángeles, California, EEUU.
Institución privada que financiaba programas de restauración. Los
encargados de la Fundación
nos aclararon, que los inmuebles a restaurar tenían que ser de propiedad
estatal o municipal y que no podían restaurar bienes privados. Siendo los 25
monumentos de la Zona
Monumental inventariados en ese momento de propiedad privada,
se vio frustrada la financiación.
Hace tres años hicimos contacto con la Pontificia Universidad
Católica del Perú, que tenía un convenio con la Municipalidad de
Pueblo Libre. Ellos se interesaron por nuestro Inventario. La Oficina de Proyección
Social de esta universidad comenzó, con la colaboración de las
historiadoras Gilda Cogorno y Miriam Salas un estudio histórico de la Zona Monumental de
Pueblo Libre. Con la ayuda de alumnos de Arquitectura, la profesora Arquitecta
Adriana Scaletti, preparó la maqueta al detalle de la Zona Monumental
vigente a esa fecha. Maqueta que ha sido ofrecida ser obsequiada a la Municipalidad de
Pueblo Libre.
Este año retomamos contacto con la Universidad Católica
a través de la Sra. Carmen
Dawson, y en una productiva reunión conjunta con dos representantes de la Municipalidad de
Pueblo Libre, la arquitecta Carmen Ojeda y la historiadora Lizeth Diaz, se ha
tomado el acuerdo de retomar los planes de restauración de la Zona Monumental.
Ahora con nuevos límites, tal como se publicó hace unos días en el
diario “El Peruano”. La idea es ubicar una casa que sirva de caso piloto para
lo cual se buscará financiamiento internacional.
No se puede descartar de aplicar la Ley 28296 (del 22 de Julio del 2004) Ley de
la Protección
del Patrimonio Cultural de la
Nación, que en su articulo 11 declara de necesidad pública la
expropiación de los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, que siendo de
propiedad privada estén en peligro de perderse por abandono, negligencia o
grave riesgo de destrucción o deterioro. Un candidato natural en este momento
en Pueblo Libre para aplicar este artículo de la Ley, es la Casa León Gallese en la esquina de jirón Junín
con La Mar. La
ley le concede al propietario la posibilidad de salvarse de la expropiación, si
llega a completar la restauración de la
Casa por sus propios medios. Esta casa o alguna otra ya
estudiada al detalle; como la casa de la señora Bertila Burga, podría ser la
primera casa a restaurarse.
Siendo la Zona
Monumental de Pueblo Libre una mezcla de arquitectura india,
española y republicana, resulta un buen muestrario de la variedad cultural que
caracteriza a nuestro país, así como de su intenso amalgamiento en una área
reducida.
¡Contribuyamos a su recuperación!
Ing. Ramón Del Valle Cárdenas
Socio PACCPUL
Pueblo Libre 13 de Diciembre del 2008