“Tello, tuvo el mérito
encomiable de ser uno de los científicos sociales en - romper la idea
dominante - de la inferioridad de los antiguos pueblos del Perú. En este
sentido, acumuló ingentes testimonios de la grandeza del pueblo peruano, en
contra de los que se avergonzaban de lo genuinamente indígena”.
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l día de hoy estamos congregados en la Plaza a la Bandera , para rendir un merecido
homenaje a la memoria del Dr. Julio César Tello Rojas, considerado para propios
y extraños como el “Padre de la Arqueología Peruana ”.
Cuyo homenaje se celebra el 03 de Junio de cada año, fecha de su sensible
fallecimiento.
Esta celebración tiene un significado muy
especial para el Patronato Cívico Cultural
de Pueblo Libre, por cuanto Julio C. Tello es sin duda el personaje más
importante enterrado en el distrito de Pueblo Libre.
Julio César Tello Rojas, nació en la
provincia de Huarochirí el 11 de abril del año 1880. Fue hijo de una modesta
familia de agricultores. Concluyó su educación secundaria en el Colegio
“Nuestra Señora de Guadalupe”, donde se distinguió por su clara inteligencia. Y
al poco tiempo conoció a Ricardo Palma
quien en ese entonces era el Director de la Biblioteca Nacional
del Perú y le dio trabajo en esa institución, por lo que se despertó en él la
inquietud por la ciencia y la investigación, especialmente la arqueología y la
antropología.
Estudió la carrera de Medicina y se graduó
el 16 de noviembre de 1908, con la
Tesis titulada: “Antigüedad
de la sífilis en el Perú”, grado que obtuvo por aclamación en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Se doctoró en Ciencias
Antropológicas en la
Universidad de Harvard de Estados Unidos en 1911, gracias a
una beca que dicha universidad le ofreció. Y posteriormente se dirige a Europa
para realizar estudios de especialización en el Seminario de Antropología de
Berlín en Alemania, y poco después se casa con la inglesa Olive Chessman.
A su retorno al Perú en 1913 fue nombrado
Director del Museo Nacional y empieza a recorrer todo el país con el fin de
realizar trabajos de campo, haciendo valiosas investigaciones y aportes en
cuanto a las culturas peruanas Chavín, Paracas, Nazca, Tiahuanaco, Pachacámac,
Ancón y otras.
Y particularmente, su interés se centró
en el estudio de la cultura CHAVÌN. Ya
que para Tello, CHAVÍN fue la
cultura matriz de las civilizaciones andinas posteriores que se desarrollaron
en el Perú, y su aporte en ese sentido es invalorable. Dio a conocer al mundo
una gran cultura peruana desarrollada en la provincia de Ancash a partir del
siglo XIX a.C., en la zona de CHAVÍN DE
HUANTAR. Entre las expresiones más conocidas de esta cultura están el gran
Castillo de Chavín, adornado por las famosas cabezas clavas, el obelisco Tello,
y la representación estilizada de deidades mitológicas en cerámica, joyas,
armas y los relieves en las piedras de sus construcciones monolíticas. Y no por
algo entonces, El Castillo de CHAVÌN fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1985.
Y precisamente, teniendo conocimiento que
actualmente se viene ejecutando la remodelación del Parque “CHAVIN” ubicado en la calle Navarra de
nuestro distrito, el mismo que eventualmente cambiaría de nombre por el de
“Rafael Larco”, el Patronato Cívico Cultural de Pueblo Libre (PACCPUL), interpretando el sentir
mayoritario de los ciudadanos de nuestro distrito, expresa su oposición pública
ante dicho propósito, por cuanto el Parque “CHAVÍN” que cobija las réplicas de la cultura CHAVÍN y el busto del eminente Antropólogo Dr. Julio C. Tello
Rojas, no resultaría congruente con el nombre de Rafael Larco, obviamente sin
restarle sus méritos como distinguido ciudadano. Ya que en todo caso, proponemos más bien que dicho parque sea
rebautizado con el nombre del eminente Julio César Tello Rojas.
Más aún, cuando Julio C. Tello Rojas es considerado
el “Padre de la Arqueología Peruana ”,
porque fue el primero que se propuso estudiar, con rigurosidad y métodos
adecuados, la formación y la naturaleza de las culturas antiguas del Perú, ciertamente convencido de que era la única
manera de comprender al Perú actual.
Tello, también tuvo el mérito encomiable
de ser uno de los científicos sociales en “romper
la idea dominante” de la inferioridad de los antiguos pueblos del Perú. En
este sentido, acumuló ingentes testimonios de la grandeza del pueblo peruano,
en contra de los que se avergonzaban de lo genuinamente indígena. Hizo brotar
literalmente de las llanuras costeñas, innumerables tumbas, templos y ciudades
deslumbradoras, imágenes de dioses en oro, piedra y barro, e infinidad de evidencias
de la realidad sociocultural y económica del antiguo poblador andino.
Ocupó el cargo de Diputado por Huarochirí
entre los años 1917 y 1929, período en el cual presentó proyectos de ley a
favor de la protección y conservación de monumentos históricos, y de la Reforma Universitaria
donde se enfatiza la investigación, la formación de docentes y la capacitación
de profesionales a través de becas. Fundó el Museo de Arqueología y Etnología
de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, el 21 de octubre de 1919, y el Museo de Arqueología
Peruana en 1924.
Su gran vocación humanista lo llevó a
dictar cátedras en la Pontificia Universidad
Católica y la Universidad
de San Marcos.
También interpretó la relación entre el
desarrollo étnico - cultural y el medio ambiente, mostrando la heterogeneidad
del peruano pre y post – hispánico.
En plena fecundidad de su monumental obra,
a los 67 años de edad, Julio C. Tello contrajo cáncer a los ganglios, y
falleció el 03 de junio de 1947 en el hospital Arzobispo Loayza de esta
capital. Fue sepultado – según su propia voluntad – en los jardines del Museo
Nacional de Arqueología y Antropología en Pueblo Libre,
hoy Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en
nuestro distrito.
Para terminar y aprovechando esta
oportunidad, invoco a todos los presentes y a la ciudadanía del distrito de
Pueblo Libre en general, a fin de que permanezcamos atentos y vigilantes, para
preservar todos unidos nuestra historia, valores y tradición. En ese sentido,
postulamos que el rico legado que ostenta el Museo Nacional de Arqueología e
Historia del Perú ubicado en nuestro distrito, permanezca en su misma sede, por
cuanto hemos tenido conocimiento que en administraciones anteriores, se ha
autorizado el traslado de invalorables piezas a los lugares de origen donde
fueron descubiertos. Esperamos que esa política no continúe, porque en su
defecto nos quedaríamos solamente con el local del museo vacío.
Finalmente, desde esta misma tribuna,
elevamos nuestra voz de protesta por los continuos cambios de nombre de las
calles, parques y plazas de nuestro distrito, que en muchos casos llevan el
nombre de los más preclaros hombres de nuestra historia, como es el caso, conforme
reitero, el pretendido cambio de nombre del parque “Chavín” por el de Rafaél
Larco.
Pueblo Libre, domingo 6 de junio del 2010
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