Les compartimos la reseña escrita por nuestro consocio PACCPUL el Ing. Alcibiades Salazar Saenz con ocasión del 200° Aniversario del desembarco de la Expedición Libertadora en Huacho.
Ciertamente que el general San Martín no llegó por casualidad a Huacho y si aquí desembarcó, fue porque tenía planes e información minuciosa y actualizada. Las dos Expediciones Exploradoras, efectuadas en el primer y segundo semestre del año 1819 por Lord Thomas Alexander Cochrane, confirmaron la información que se tenía y sirvieron para perfeccionar los planes de arribo y desembarco en determinados lugares de la costa cercanos a Lima. Sirvieron para hacer mapas de detalle, conocer la inclinación política de las gentes y las posibilidades de abastecimiento de víveres, para no menos de seis mil hombres más la caballada que traían. Y Huacho resultó ser el lugar ideal, pues como manifestó el Virrey Pezuela en su “Memoria de Gobierno”, que ejercía el año 1820: “Desde Chancay a Santa, no hay dos docenas de habitantes fieles al Rey”. Era pues el lugar propicio, y es que los huachanos desde mucho tiempo atrás, eran patriotas convencidos y decididos a todo por la libertad del Perú.
Cuando llegó Cochrane en 1819, los hijos de esta región hicieron toda clase de sacrificios para brindarles el apoyo que necesitaban, y con excepción de uno que otro vecino que huyó, casi todos los habitantes abandonaron la causa del Rey, para convertirse en amantes de la libertad. Y cuando los realistas volvieron a recuperar las poblaciones, decretaron los más duros castigos contra los huachanos, por haber estado entre los más cooperadores, siendo larga la lista de los sentenciados a ser pasados por las armas.
Esas, entre otras, fueron las razones que llevaron a San Martín a escoger Huacho como lugar de desembarco de sus tropas, además de estar bien ubicado, a distancia prudencial de Lima y con todos los factores deseables a su favor. Cuando el 10 de noviembre amanecieron ancladas las naves en la bahía de Huacho, un espectáculo fantástico hizo vibrar de emoción a los habitantes, que corrieron a recibir al Ejército Libertador y ayudarlo a desembarcar. Allí estaban anclados nueve navíos de guerra con cerca de 300 cañones, 17 buques de transporte con el Regimiento de Granaderos a Caballo, con sus respectivas cabalgaduras y 15,000 fusiles, más otras tantas naves menores, que ofrecían en conjunto un espectáculo maravilloso, pues se trataba nada menos que de la más poderosa escuadra jamás reunida en las aguas del Pacífico, con más de 7,000 hombres embarcados.
Hacia el mediodía, infinidad de botes empezaron a desembarcar la tropa, incluyendo todos los caballos y mulas de carga que traían a bordo, operación que continuó los días 11 y 12; este último día, una flotilla de buques de transporte que se había dirigido a las caletas de Carquín y de Végueta, desembarcaron hombres y caballos por esos lugares con destino a Huaura, hacia donde se dirigieron de inmediato.
En una carta que envió el general San Martín, Jefe del Ejército Libertador del Perú al Ministro de Guerra de Chile, coronel don José Ignacio Zenteno, fechada en Supe el 29 de noviembre de 1820, le dice: que el día 12, cuando se encontraba embarcado en Huacho, recibió al mayor Andrés Reyes Buitrón, quien venía de Supe con gran cantidad de ganado vacuno y caballar, tomados en el valle de Chancay. Así mismo refiere, que envió ese día al Tte. Crl. D’Alve a efectuar un reconocimiento militar en Huaura y Supe.
Por su parte, el oficial James Paroissien, edecán del general San Martín, en un relatorio manifestó lo siguiente: Que el día 11 de noviembre, el General en jefe se dirigió al pueblo de Huacho, siendo saludado por muchísima gente; que el día 12, el general San Martín celebró un Consejo de Guerra con todos sus coroneles; y que el día 13 estuvo muy atareado toda la mañana, en constatar que se condujera a tierra la escolta y resto de oficiales, y que siendo las doce del día, el general San Martín luego de despedirse de Lord Cochrane, desembarcó, siendo recibido con aplausos entusiastas por los huachanos y gente proveniente de Supe y otras poblaciones vecinas.
En la carta que envió San Martín al coronel Zenteno, también le manifiesta que el día 14 mandó construir tres reductos sobre las alturas que dominan el puerto de Huacho para su defensa, y un muelle para la comodidad del desembarco. Y ante la eventualidad del avance de los realistas por Chancay, ordenó que toda la infantería marchase a Supe; los granaderos a caballo, a Huaura; y los cazadores, permaneciesen en el pueblo de Huacho.
Al producirse el desembarco de San Martín, refiere el general Francisco Vidal en sus memorias, que se presentó ante él para darle cuenta de la comisión encomendada, poniendo a su disposición los prisioneros, caballos y cuanto tomó en Supe, recibiendo en retribución por sus servicios el grado de Capitán efectivo del Ejército del Perú, cuando no existía aún ningún soldado, por lo que fue declarado por el propio San Martín el “Primer Soldado del Ejército Peruano en su Independencia”, lo que consta en la Orden del Día de fecha 13 de noviembre de 1820.
Don Manuel Salazar y Vicuña, propietario de la hacienda El Ingenio, de Huaura, envió a San Martín como obsequio un hermoso caballo blanco, -que lo acompañó durante toda su estadía en el Perú-, ricamente enjaezado, así como algunos pilones de azúcar refinada y barriles de vino, poniendo a su disposición su hacienda y su cuantiosa fortuna, que incluía muchas decenas de esclavos que posteriormente pasaron a constituir parte del Ejército Libertador.
San Martín marchó a Huaura el día 18, llegando a Supe el 19, es decir que permaneció en esta ciudad de Huacho durante 5 días. Al conocerse la noticia de su partida, una multitud de personas se concentró frente al cuartel general, suplicando al general San Martín que no abandonara el lugar, y ofreciendo hacer toda clase de sacrificios si él se quedaba. En resumen, el general San Martín permaneció en Huacho entre el 13 y el 18 de noviembre de 1820. Toda la información que les acabo de mencionar, fue proporcionada por los propios protagonistas, de manera que no hay lugar a duda.
Es por lo tanto fehaciente e irrefutable, lo cual insisto en puntualizar pues hay algunas personas -felizmente pocas-, que, amparadas en la falta de información asequible, han creído durante muchos años en historias sin fundamento. Los huachanos pueden sentirse orgullosos al saber que sus antepasados colaboraron en forma decisiva a la Independencia de nuestra Patria.
Ing. CIP Alcibiades Salazar Saenz
Miembro Asociado Patronato Cívico Cultural de Pueblo Libre - PACCPUL
Past Presidente Honorario Vitalicio del Instituto Sanmartiniano del Perú
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