Escrito por
Mariana Mould de Pease
Revista Ideele N°295. Diciembre 2020
La corrupción consiste en el abuso del poder para beneficio propio y
no se restringe únicamente a obtener utilidades económicas; también
puede clasificarse de corrupción a gran o menor escala política el
servirse de la autoridad que emane del gobierno central, regional o
local. En el caso al que me referiré se trata del uso del patrimonio
cultural en aprovechamiento propio o grupal.
Desde agosto de 2013, ya está demostrado el proceder
cultural-museológico-museográfico gubernamental peruano del Ministerio
de Cultura en términos de la irregular construcción del Museo Nacional
de Arqueología, dentro del área protegida del Santuario de Pachacamac
(Azursa 2018a&b; Mould de Pease,2017, 2018, 2019); así como el
desguace del Museo Nacional del Nacional de Arqueología, Antropología e
Historia cuya formación en Pueblo Libre se consolida a lo largo del
siglo XX (Arellano 2011; Lumberas 2002).
El 11 de diciembre del 2016 el diario La República de Lima informó
que las filtraciones de aguas subterráneas paralizaron la construcción
del MUNA en Pachacamac. Esta noticia ha sido recurrentemente rebatida
por los defensores del MUNA desde las páginas de ese mismo periódico.
Esta edificación evidencia que el aprovechamiento en beneficio propio
del supuesto emblema gubernamental del Bicentenario se ha construido aun
cuando las y los especialistas han demostrado al mundo la sorprendente e
impredecible fuerza del agua, después del devastador tsunami ocurrido
en Indonesia en el 2004 (Cantavella, 2015). Ante este proceder
gubernamental a partir del 2013, tengo presente que el cronista
Francisco López de Gómara publicó en 1552 la opinión que tenían los
habitantes de Pachacamac acerca del diluvio y primeros hombres del Perú;
ahora solo queda recordar que el agua se relaciona con el origen del
mundo y su renovación periódica (Franklin Pease G.Y. 2015)
Gracias al compromiso de IDEELE con nuestra transparencia
gubernamental y también mediática- paso a auscultar una sutil manera de
corromper a la sociedad peruana, es decir, de podrir y de pervertir
nuestra identidad cultural hispano andina (Higueras 2017), especialmente
durante el 2020. Pido hoy al presidente Francisco Sagasti que revierta
este corrupto proceder gubernamental en el sector estatal de cultura en
el tiempo que tendrá en el gobierno -hasta el 28 de julio del 2021-,
teniendo como referente el trabajo que hizo en AGENDA Perú desde 1993 y
muy especialmente sus publicaciones sobre los libros que todas y todos
los peruanos debemos leer para entender a nuestro país como una
continuidad (Sagasti & Hernández 2000).
Consecuentemente, mi aporte a que nuestro país avance al bienestar
con identidad equitativa en base un respetuoso entendimiento de los
derechos culturales de las y los peruanos por igual en tiempos del
Bicentenario, es conceptual, puesto que la irregular construcción del
MUNA ya está concluida (Ministerio de Cultura 2020).
Por otro lado, recuerdo que la gestora cultural Sonia Bermúdez, al
amparo de los derechos culturales, exige al actual ministro de Cultura
que, siguiendo los lineamientos gubernamentales dados por el presidente
Sagasti y en cumplimiento del DS-N°009-MC-2020, proceda con veracidad
política y considere que el Patronato Cívico Cultural de Pueblo
Libre-PACCPUL ha remitido oficios a los ministros de Cultura Salvador
Del Solar, Ulla Holmquist, Jaime Castillo Butters, Francisco Petrozzi,
Sonia Guillén y Alejandro Neyra solicitando la ejecución de los montos
de inversión PIP (código DGPP 2320691) para el Proyecto Especial
Bicentenario Mejoramiento de los Servicios de Exposición Permanente y
Almacenamiento del Patrimonio Cultural Mueble Histórico y Artístico en
el MNAAHP.
Teniendo en cuenta la caída del techo de la Sala Temporal A -ocurrida
el 28 de mayo de 2019- a la fecha, permanece cerrado sin conocerse aún
el cronograma de reparaciones que debería estar incluido en el programa
de celebraciones del Bicentenario 2021, como se hizo en el Centenario y
en el Sesquicentenario, por ser el primer museo nacional
institucionalizado el 2 de abril de 1821 por el Libertador José de San
Martín. Nos referimos al museo más visitado a nivel nacional, con más de
200 mil asistentes por año, incluso este 2020 -a través de recorridos
virtuales- lo han visitado 150 mil personas, según reportes de
infocultura.cultura.pe
Pedimos aclarar los dichos del exministro Castillo Butters, quien
sostuvo, el 18 de setiembre del 2019, al diario El Comercio que “el MNAAHP se convertirá en el Museo Nacional de Historia”,
trasluciendo el deseo de llevar las colecciones arqueológicas hacia el
cuestionado MUNA. PACCPUL exige la intangibilidad del Museo Nacional de
Antropología y Arqueología fundado por Tello en 1945 que por Decreto Ley
N°25790 se fusionó con el Museo Nacional de Historia el 14 de octubre
de 1992, siendo imposible cambiar su naturaleza sino por otra ley.
Solicitamos, invocando la Ley de Transparencia, el inventario de
bienes patrimoniales, pero nos enviaron un listado con apenas un 10% de
las piezas existentes, aquello queda evidenciado por algunos informes
periodísticos, en los que los exministros Diana Álvarez Calderón y Jaime
Castillo Butters han declarado que había alrededor de 300 mil piezas.
Esto significa que se ha incumplido la Ley 25790 artículo 3°
(Inventariar y catalogar los bienes culturales muebles al cuidado de los
museos en coordinación de la Superintendencia de Bienes Nacionales).
Por tanto, reiteramos el pedido de la Ficha de Registro de cada objeto,
según la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación N°28296.
Finalmente, proponemos que se reabra la Sala Paracas construida el año
2013 de forma independiente de la estructura principal que permitirá
mantener el flujo de visitantes post COVID-19 a tan importante museo de
categoría internacional en Pueblo Libre.
Asimismo, As. ICOMOS Perú 1
expresa que el cierre del primer museo del país, constituye una
limitación al derecho a la cultura, parte integral de los derechos
humanos de sus ciudadanos. El MNAAHP refleja la historia, identidad y
los valores de nuestra nación. Fue fusionado el año 1992 como el espacio
museístico de conocimiento de las tres vertientes sociales que dan
origen a su nombre, por lo cual no puede ser vulnerado con
intervenciones regresivas que menoscabarían su dimensión cultural
plenamente reconocida.
Como bien lo señala Cultura 21: Acciones, “[…] toda
política pública se construye a partir de una articulación razonable y
razonada entre el reconocimiento de los derechos de los habitantes”2;
dado que las políticas culturales se basan en los derechos culturales y
tienen como norte la excelencia como objetivo implícito y explícito de
su accionar, de las cuales derivan proyectos como el MUNA, hoy
priorizado con carente arraigo social para su sostenibilidad, sin
considerar el impacto de su infraestructura.
Es ineludible la obligación como Estado Parte de respetar y
garantizar nuestro patrimonio, nuestros derechos culturales y
ciudadanos, “[…] el respeto a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes” 3 con nuestro MNAAHP y tal como se indica en los ODS4, Objetivo 11, Meta 11.4, el deber de “[…] redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo” con un activo portador de sentido, significado e identidad para la comunidad nacional.
Bibliografía
ARELLANO
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concentrado y expuesto en el MUNA de Pachacamac que convivirá con el
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